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Itziar Bueno-Zamarbide
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https://doi.org/10.37551/S2254-28842023028 Como citar este artículo:
Aprovecho esta ventana que me brinda la editorial de nuestra revista para asomarme a cada uno de vuestros lugares de trabajo y residencia, y trasladaros mi más cordial saludo y el de la nueva junta directiva de la Sociedad Española de Enfermería Nefrológica (SEDEN). Iniciamos esta nueva legislatura desde la consciencia y la responsabilidad que supone tomar el testigo de la labor que hace muchos años iniciaron y han continuado, compañeras y compañeros que confiaron y apostaron por la unidad de la Enfermería Nefrológica. Una unidad que agradecemos y es necesaria. Conservaremos, entre todos y con la participación de todos, todo lo bueno que las anteriores Juntas Directivas1,2 nos dejan como legado, y continuaremos con la apasionante tarea de trabajar por nuestra profesión, siempre teniendo como objetivo último el más completo desarrollo profesional en favor de nuestros pacientes y de nuestros equipos de trabajo. Un desarrollo profesional en el que estimulemos especialmente y en contacto con las universidades la actividad investigadora; porque una investigación consistente y sólida es base para el desarrollo de competencias en el cuidado de práctica avanzada, y es, además, la razón de ser de nuestra revista, que ha de encontrarse, gracias a nuestro impulso, el de todos, entre los mejores servidores de evidencia. Continuaremos atendiendo las necesidades formativas de los y las enfermeras nefrológicas a tiempo, según lo propongan los avances científicos y tecnológicos, y trabajaremos por la introducción y el desarrollo de herramientas actuales y futuras que faciliten el cuidado enfermero en todos sus aspectos, proponiendo modos de atención continua que permitan el contacto y la comunicación entre los profesionales en todo el circuito de atención del paciente. Estamos seguras de que nuestras vocalías, con sus planes de trabajo, van a favorecer y mucho la mejora continua mediante la comunicación y la relación entre profesionales. Asistimos, como ya sabemos, a un imparable aumento en la incidencia y prevalencia de la enfermedad renal (ha crecido un 30% en los últimos 10 años), a la que tan acertadamente se ha denominado epidemia silenciosa. Este crecimiento asociado al envejecimiento de la población y a la presencia de factores de riesgo vascular, provoca necesariamente que volvamos la mirada a la actividad de prevención y educación sanitaria, que se ha de desarrollar desde los centros de Atención Primaria, y no solo allí. La enfermedad renal crónica tiene mucho que ver con los malos hábitos, como el sedentarismo, la alimentación inadecuada y falta de ejercicio físico, y hemos de trabajar para que también desde los organismos públicos y medios de comunicación, se difunda de forma amplia la importancia de la prevención de dichos factores y el fomento de una vida sana, además de la promoción de la donación. Por eso es importante que desde SEDEN continuemos dialogando con la Administración, para abordar todas aquellas cuestiones relacionadas con la enfermedad renal, con la Enfermería Nefrológica y con la imprescindible presencia de esta en la prevención y el cuidado en cualquier nivel de atención. Las enfermeras y enfermeros nefrológicos hemos de adaptarnos a esta realidad y ser proveedores de cuidado y facilitadores del tratamiento en cualquiera de las etapas, desde su inicio al cuidado paliativo. Si ya de por sí esta enfermedad resta calidad de vida a una vida también reducida en años, es, desde las consultas de enfermería ERCA, desde donde hemos de poner nuestro empeño en el impulso a las técnicas domiciliarias, que permitan la libertad de horario, eviten los traslados y ayuden al paciente a integrar el tratamiento renal sustitutivo con el menor impacto posible sobre su vida y la de sus cercanos. También asistimos a un importante cambio social, con altos niveles de institucionalización o de personas que viven solas en sus domicilios, o domicilios que se encuentran a distancia del centro de diálisis, una realidad que nos lleva a proponer salir de los hospitales y centros de diálisis y favorecer los tratamientos en domicilio y la diálisis asistida. Nuestros pacientes nos han dicho claramente lo que esperan de nosotros: que quieren participar en la toma de decisiones sobre su enfermedad, quieren acompañar a otros pacientes compañeros como expertos en la misma vivencia. Quieren que no les duela la diálisis. Quieren no restar tiempo a la vida, quieren trabajar, disfrutar con sus familias y hacer de su enfermedad una circunstancia, no el centro de su vida. Quieren ser excelentemente tratados y atendidos. Y nosotros hemos de trabajar para que así sea. Sin perder un ápice de la esencia de nuestra profesión, sin dejar que la excesiva tecnificación y utilización de TICs nos aparte, hemos de acompañarles desde un ejercicio humanizado y humanizador, proponiendo cuantas iniciativas veamos viables y fomentando aquellas actitudes que ayuden a su bienestar lo mismo en su domicilio que en las salas de diálisis. La enfermería nefrológica no somos una isla. Por eso es tan importante colaborar con las sociedades científicas y de pacientes, propias y cercanas, de este país y del exterior. Somos eje esencial del cuidado, formando parte de equipos multidisciplinares junto a médicos, investigadores, nutricionistas, trabajadores sociales, psicólogos, técnicos en cuidados auxiliares, etc., y entre todos y junto con el apoyo de la industria hemos de llevar a buen puerto esta atención tan cercana y en muchos casos tan larga en el tiempo. Pero también tenemos nuestra parte de demanda, de reclamo: hemos de trabajar en fórmulas que fidelicen a los profesionales y preserven el conocimiento en nuestros servicios de Nefrología. Hemos de convencer a las autoridades de que es necesario el mantenimiento de las plantillas en una especialidad que lo requiere, por la formación imprescindible y por el profundo conocimiento de la enfermedad que precisa, por el conocimiento técnico que se requiere y porque los pacientes son crónicos, de larga evolución, y necesitan un cuidado y acompañamiento de continuidad. Y os animo a trabajar por nuestra visibilidad, retomando las palabras de Hildegart González en la conferencia de clausura de nuestro congreso en Salamanca, en referencia a la visibilidad de la enfermería: “Es necesario que las propias enfermeras estén incluidas en las mesas de decisión política, donde se fraguan las decisiones importantes que influyen en los sistemas de salud y, por ende, en los cuidados que enfermería presta a sus pacientes”. Contamos con todas y cada uno de vosotros en este apasionante reto. ¡Os esperamos! BIBLIOGRAFÍA 1. Crespo-Montero R. Sociedad Española de Enfermería Nefrológica: presente y futuro. Enferm Nefrol 2022; 25(4):297-8. 2. Pulido-Pulido JF, Arribas-Cobo P, Pulido-Agüero F, Ruiz-García M, González-García F. El adiós a un capítulo. Enferm Nefrol 2023;26(3):205-6. Este artículo se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución–NoComercial 4.0 Internacional.
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