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Ana Rodríguez-Durán1, Julia Martínez-Urbano1, Marta Laguna-Castro1, Rodolfo Crespo-Montero1,2,3. 1 Departamento de Enfermería. Facultad de Medicina y Enfermería. Universidad de Córdoba. España
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https://doi.org/10.37551/S2254-28842022002
Como citar este artículo:
RESUMEN Introducción: La lesión renal aguda se ha convertido en una complicación común en los niños hospitalizados, especialmente cuando están en una situación clínica crítica. Objetivos: Conocer y sintetizar la bibliografía científica más actualizada sobre la lesión renal aguda en la población pediátrica. Metodología: Estudio descriptivo de revisión integrativa. La búsqueda de artículos se ha realizado en las bases de datos Pubmed, Scopus y Google Scholar. La estrategia de búsqueda se estableció con los siguientes términos MeSH: ”acute kidney injury”, “children” y “pediatric”. La calidad metodológica se realizó mediante la escala STROBE. Resultados: Se incluyeron 35 artículos, 19 de diseño observacional retrospectivo, 12 observacionales prospectivos, 3 revisiones bibliográficas y 1 estudio cualitativo. No hay variables sociodemográficas destacables que impliquen mayor probabilidad de presentar lesión renal aguda. Tanto la etiología como los factores de riesgo son muy variables. La lesión renal aguda se asocia a mayor número de complicaciones y estancia hospitalaria. No hay evidencia de cuidados enfermeros en la lesión renal aguda en pacientes pediátricos. Conclusiones: Se observa una falta de homogeneidad en los criterios de definición, incidencia, etiología, factores de riesgo y de tratamiento en los pacientes pediátricos con lesión renal aguda, y escasez de artículos originales de investigación. La lesión renal aguda pediátrica se asocia a mayor mortalidad, morbilidad, mayor estancia hospitalaria y mayor duración de la ventilación mecánica. El papel de enfermería en el manejo del tratamiento conservador y de las terapias de reemplazo renal de este cuadro, es fundamental en la supervivencia de estos pacientes. Palabras clave: lesión renal aguda; niños; pediatría; hemodiálisis; diálisis peritoneal; cuidados enfermeros. ABSTRACT Acute kidney injury in the paediatric patient: An integrative review Introduction: Acute kidney injury has become a common complication in hospitalised children, especially when they are in a critical clinical situation. Objective: To identify and synthesise the most up-to-date scientific literature on acute kidney injury in the paediatric population. Methodology: Descriptive study of integrative review. The search for articles was carried out in the PubMed, Scopus and Google Scholar databases. The search strategy was established with the following MeSH terms: “acute kidney injury”, “children” and “paediatric”. Methodological quality was assessed using the STROBE scale. Results: 35 articles were included, 19 with a retrospective observational design, 12 prospective observational, 3 literature reviews and 1 qualitative study. There are no notable socio-demographic variables that imply a greater probability of presenting acute kidney injury. Both aetiology and risk factors are highly variable. Acute kidney injury is associated with a greater number of complications and hospital stay. There is no evidence of nursing care in acute kidney injury in paediatric patients. Conclusions: A lack of homogeneity in the criteria for definition, incidence, aetiology, risk factors and treatment in paediatric patients with acute kidney injury is observed, as well as a scarcity of original research articles. Paediatric acute kidney injury is associated with higher mortality, morbidity, longer hospital stays and duration of mechanical ventilation. The role of nursing in the management of conservative treatment and renal replacement therapies is vital in the survival of such patients. Keywords: acute kidney injury; children; paediatrics; haemodialysis; peritoneal dialysis; nursing care. INTRODUCCIÓN La lesión renal aguda (LRA) se ha convertido en una complicación común en los niños hospitalizados, generalmente en niños críticamente enfermos, ocurriendo en una variedad de contextos y presentando una alta incidencia de insuficiencia renal aguda, que varía entre el 18 y el 52%, en contraste con los ingresos pediátricos generales que tienen una incidencia estimada del 0,39%1,2. La LRA se define como una disfunción renal abrupta, caracterizada por una rápida disminución de la función renal, reducción de la eliminación de productos de desecho, desregulación del equilibrio de electrolitos y ácido- base, y deterioro de la homeostasis de líquidos, que puede variar desde cambios discretos en los marcadores bioquímicos hasta insuficiencia renal que requiera terapias de reemplazo renal (TRR)3,4. Por ello la LRA ha reemplazado al “fracaso o insuficiencia renal agudo” para enfatizar el “continuum” de la enfermedad5. Los estudios tanto en adultos como en niños han demostrado que la detección de LRA difiere según la definición utilizada, sin embargo, aún no se sabe qué pauta o criterios se utilizan de forma rutinaria en los niños6. La etiología de la LRA es multifactorial, clasificándose en tres categorías ditintas: prerrenal, renal intrínseca y postrenal1. La LRA prerrenal es el tipo más común de LRA en niños7 y puede ocurrir por diferentes causas: diarrea, hemorragia, deshidratación, disminución del gasto/contractilidad cardíaca y sepsis8. La LRA intrínseca-renal ocurre cuando las estructuras renales internas están dañadas. Las causas que provocan LRA intrínseca incluyen: isquemia, fármacos nefrotóxicos, enfermedad glomerular y enfermedad microvascular8. La LRA post-renal se produce debido a una obstrucción posterior a los riñones, que suele desaparecer al eliminar la obstrucción8. La sepsis es la principal causa de LRA en pacientes pediátricos7,9. Podemos encontrar otras causas como son la cirugía postcardiaca, el fracaso multiorgánico, las enfermedades hemato-oncológicas, los traumatismos y la exposición a agentes nefrotóxicos (fármacos, medios de contraste) las cuales son las principales causas de LRA en el niño críticamente enfermo, mientras que, en el niño hospitalizado no crítico, la principal causa es la exposición a agentes nefrotóxicos10,11. Sin embargo, existe bastante variación entre los centros con respecto a la etiología11,12. El síntoma más característico de la LRA en los niños es la disminución de la diuresis, ya sea oliguria o anuria. Otros síntomas que suelen acompañar a este cuadro son edema y vómitos, anemia severa (hemoglobina <6 g/dl) hipertensión y sobrecarga de volumen13. Varios estudios demuestran que la LRA está asociada con una mayor mortalidad y morbilidad, estancias más prolongadas en el hospital y en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP), mayor uso de oxigenación por membrana extracorpórea y ciclos más prolongados de ventilación mecánica9,14. Anteriormente, la LRA pediátrica generalmente no se consideraba una afección asociada con consecuencias a largo plazo15. Sin embargo, aunque los estudios de pronóstico a largo plazo en la población pediátrica aún son escasos, ya sugieren que, al igual que en los adultos, existe un impacto de la LRA en los resultados tardíos16. Se ha establecido una conexión entre la LRA y las secuelas a largo plazo, presentando aproximadamente el 50% de los niños que la padecen efectos subclínicos de larga duración sobre la estructura o función renal, y los supervivientes tienen un mayor riesgo a largo plazo de hipertensión, proteinuria, disminución de tasa de filtración glomerular y enfermedad renal crónica (ERC), requiriendo entre 10-12% diálisis crónica en los cinco años posteriores al alta4,14. Las TRR son en muchos casos un tratamiento imprescindible en niños con LRA, especialmente en niños críticamente enfermos17. Aun cuando se han producido avances rápidos en el desarrollo de nuevos medios para predecir y mejorar la LRA pediátrica, siguen existiendo desafíos importantes para su tratamiento y manejo, especialmente cuando se requiere una TRR5. Sin embargo, está bien aceptado que estas técnicas, eficaz y adecuadamente prescritas, se asocian con una supervivencia significativamente mejor13. Las modalidades de TRR para la LRA se han expandido desde la diálisis peritoneal (DP) y la hemodiálisis (HD) hasta la TRR lentas continuas (hemodiálisis/hemofiltración/hemodiafiltración veno-venosa continua y otras variantes)17,18. La DP y la TRR lentas continuas son las modalidades de diálisis más utilizadas de los tratamientos, seguidas de la HD intermitente17. La elección de las modalidades de TRR óptima para niños con LRA se basa en la etiología subyacente de la enfermedad, en el estado clínico general del paciente, en el desempeño de la modalidad de diálisis y en la disponibilidad de recursos y experiencia19,20. A nivel asistencial, las enfermeras evalúan, planifican e intervienen constantemente con mayor proximidad a los pacientes que otras disciplinas durante las hospitalizaciones, por lo que juegan un papel muy importante en identificar los factores de riesgo, en el reconocimiento y en el tratamiento tempranos de la LRA21,22. Por todo ello, nos propusimos conocer y sintetizar la bibliografía científica más actualizada sobre la LRA en la población pediátrica, como objetivo general, con los siguientes objetivos específicos:
METODOLOGÍA Diseño de estudio
Métodos de búsqueda
Criterios de inclusión y exclusión
Criterios de inclusión:
Criterios de exclusión:
Resultados de la búsqueda
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Al incluir la estrategia de búsqueda en las bases de datos referidas se encontraron 123 artículos. Se eliminaron los 4 manuscritos duplicados, quedando 119, de los cuales se eliminan 69 por no cumplir alguno de los criterios de inclusión, quedando 50 para la lectura de título y resumen. Una vez revisado el título y resumen se eliminaron 2 manuscritos, quedando para lectura completa 48 artículos. Tras la lectura a texto completo, se excluyeron 13 artículos de los 48, por no estar referidos a población pediátrica. Finalmente fueron 35 los artículos seleccionados. Evaluación de la calidad de los artículos
Extracción de datos
Síntesis de resultados
RESULTADOS Selección de artículos
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Análisis de las variables Tipo de LRA y perfil clínico
Sin embargo, en uno de los estudios, la principal causa de LRA fue de origen renal (24%), destacando especialmente la glomerulonefritis postinfecciosa, seguida de las de origen postrenal, predominando la urolitiasis obstructiva y, por último, las de origen prerrenal, destacando la sepsis46. El perfil clínico más destacable fue oliguria y anuria (83,6%), hipertensión (37,1%) y anemia (17,1%)46. Otro estudio añadió mayor excreción de proteínas en la orina y una menor albúmina sérica37. Variables sociodemográficas
- Edad
Complicaciones y pronóstico
Respecto a la hospitalización, un artículo documenta que la LRA pediátrica se asoció de forma independiente con un mayor número de hospitalizaciones y visitas posteriores al alta45. En la tabla 2 se pueden observar todos los artículos en los que se ha analizado las complicaciones y pronóstico del FRA. | ||
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Factores de riesgo
Además, otros estudios destacan que aparte de la administración de fármacos nefrotóxicos, otro factor predisponente a la aparición de LRA en pacientes pediátricos serían las infecciones37,42, cuya prevalencia de mortalidad depende de la gravedad de esta39. Por otro lado, en el 30% de los estudios los principales factores de riesgo para desarrollar FRA pediátrica fue la administración de fármacos vasoactivos, bajo volumen en diuresis y la ventilación mecánica44,49. Además, en otro de los estudios revisados observaron que la diarrea y la sepsis fueron los principales factores de riesgo de LRA adquirido en la comunidad, y la cardiopatía congénita/cirugía cardíaca fue el principal factor de riesgo de LRA adquirido en el hospital47. Terapias de reemplazo renal
En los niños más pequeños (menores de 1 año), la DP fue más común que en los niños mayores en comparación con el uso de la HD y TRR continuas26. Además, este estudio añade que hubo una tendencia creciente en el uso de TRR continuas en niños críticamente enfermos ingresados en UCIP en comparación con todas las demás modalidades de TRR durante el período de estudio26. Además, varios estudios muestran que la DP una técnica cada vez más utilizada en pacientes pediátricos y además añaden que hay mayor supervivencia con este tipo de técnica de TRS que con la HD y además no causa tantas situaciones de hipertensión o hipotensión como ocurre con la HD33,59. Otros de los estudios revisados señalan que la hipotensión y hipertensión tras la conexión a HD es muy frecuente y existe mayor riesgo en niños críticamente enfermos, en comparación con los pacientes adultos25,29. En la tabla 3 se pueden observar todos los artículos en los que se ha analizado la TRR en el FRA pediátrico. | ||
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Conocimientos y cuidados de enfermería
En este sentido, algunos de los artículos revisados hacen hincapié en que se necesita mayor vigilancia, más estudios e intervenciones para identificar, tratar y prevenir la LRA27,32. En la tabla 4 se pueden observar todos los artículos donde se ha analizado el conocimiento de la enfermería en LRA pediátrica. | ||
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Hay escasez de artículos acerca de los cuidados de enfermería. Sin embargo encontramos tres revisiones bibliográficas que destacan que los cuidados de enfermería en los pacientes con LRA en TRR se centran sobre todo en evaluar continuamente la técnica, vigilando el flujo sanguíneo y las presiones de la TRR, evitar las interrupciones no deseadas asegurando una velocidad de la bomba adecuada y prevención de la coagulación en la HD y prevenir y tratar las complicaciones derivadas del acceso vascular, del balance electrolítico y metabólico, inestabilidad hemodinámica, hipotermia y nutrición57,58,59. En la tabla 5 se pueden observar todos los documentos en los que se ha analizado los cuidados de enfermería en el FRA pediátrico. | ||
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DISCUSIÓN Con esta revisión se pretendía conocer la bibliografía existente sobre la LRA en los pacientes pediátricos, así como las variables más influyentes en este cuadro clínico. Sin embargo, existen pocos estudios que hayan descrito las características de los pacientes pediátricos con LRA. La etiología de la LRA pediátrica es muy variable y multifactorial. Además, las comparaciones a menudo son difíciles porque se entremezclan definiciones sin especificar la etiología concreta. Esto se puede ver reflejado en que no hay un consenso claro y predominante de causa principal. Además, Touza Pol et al60 refleja que debido a los avances terapéuticos, la LRA se presenta cada vez más secundariamente, a las complicaciones de otras alteraciones, que por patología renal primaria. A este respecto, Tresa V et al46, destaca que hay mayor predominancia de la etiología de origen renal, destacando la glomerulonefritis postinfecciosa y la glomerulonefritis semilunar en el riñón primario. Esto es apoyado por otro autor como Cao Y et al61 el cual, también destaca la predominancia de la etiología de origen renal, a la que añade la urolitiasis y el síndrome nefrotóxico. Por el contrario, otros autores encuentran resultados contradictorios con los anteriores, como los que podemos encontrar en los estudios de Flood L et al62 y Bernando OA et al63, que evidencian que la principal causa de LRA son las de origen prerrenal, especialmente la sepsis. Sin embargo, en otro estudio se destaca que la cirugía cardiaca fue la causa más predominante de LRA en pacientes pediátricos34. Esto es corroborado por Montserrat Antón et al64 que destaca también la cirugía cardiaca y enfermedades oncológicas, además de las de origen prerrenal, como principales causas de LRA. Por otro lado, en la gran mayoría de los artículos revisados encuentran que las causas de origen postrenal son las menos predominantes, con una prevalencia del 3,2%49. En el artículo de Alobaidi AA et al27, destaca que el riesgo de FRA fue mayor en los niños en comparación con las niñas y los bebés menores de 1 año en comparación con los niños mayores. Este ligero predominio del sexo masculino lo podemos encontrar también en el FRA en pacientes adultos críticos, con una diferencia habitualmente más marcada que en niños, como refleja Herrera-Gutiérrez et al65 en un estudio prospectivo multicéntrico. Todos los artículos revisados, como el de Safder et al34, aportan que la LRA se asocia a mayor mortalidad, mayor estancia hospitalaria tanto en la UCIP como en plantas de hospitalización pediátrica, y mayor duración de la ventilación mecánica. Con relación a lo mencionado anteriormente, Zappitelli M et al66 destaca que los niños con FRA tienen aproximadamente el doble de duración de la ventilación mecánica en comparación con los que no tienen LRA. También, los artículos revisados apoyan que la LRA se asocia a mayor estancia hospitalaria y a mayor probabilidad, a los 5 años, de mortalidad y de presentar una ERC33. Esto último es corroborado por Mammen C et al67, los cuales destacan, qué, en los pacientes de la UCIP de atención terciaria, aproximadamente el 10% desarrolla ERC grado 1-3 años después de la LRA. Estos resultados concuerdan con numerosos estudios en la población adulta donde el fracaso renal agudo también tiene un impacto negativo en la supervivencia a largo plazo35. Además, Hessey et al45 encuentra que la LRA pediátrica se asocia de forma independiente con un mayor número de hospitalizaciones y visitas posteriores al alta. Todas estas complicaciones, justifican que diferentes autores estén de acuerdo en que haya que considerar a estos pacientes pediátricos para un seguimiento específico y evaluación continua hasta que los futuros investigadores aclaren mejor estas relaciones27. Debido al mal pronóstico del FRA en pacientes pediátricos, es necesario identificar aquellos factores de riesgo que puedan provocar el posible curso de la enfermedad para ayudar así a los pacientes pediátricos a beneficiarse de un tratamiento más temprano y menos agresivo. En la mayoría de los estudios revisados, el factor de riesgo modificable más predominante fue la administración de medicación nefrotóxica36,37. Esto fue corroborado por autores como Moffett BS et al68 el cual refleja en su estudio que “el aumento de la exposición a tres o más medicamentos nefrotóxicos coloca a los pacientes pediátricos en mayor riesgo de LRA”. Sin embargo, el estudio revisado de Yaseen A et al42 expone que el principal factor de riesgo es la infección y que la administración de fármacos nefrotóxicos ocuparía el segundo lugar. Esto ha sido apoyado por otro estudio que afirma que la infección es un factor de riesgo común de la LRA en niños37. Por otro lado, Ferreira et al44 y Manotas et al49 observaron en sus estudios que la administración de fármacos vasoactivos, ventilación mecánica y bajo volumen en diuresis constituyen factores de riesgo principales para presentar FRA. Además, una revisión sistemática reciente asoció la sobrecarga de líquidos a una mayor mortalidad69. Por otro lado, la mayor parte de los pacientes pediátricos con FRA requieren TRR. Sin embargo, no existe en la literatura reciente una gran variedad de artículos científicos que comparen diferentes métodos de TRR en el FRA en los niños. El artículo revisado de Basu B et al25 establece que la DP se utiliza con frecuencia para el tratamiento de la LRA pediátrica, siendo el método preferido en lactantes y niños pequeños, y además existe una supervivencia favorable. Esto también lo podemos ver reflejado en otro artículo revisado donde entre los lactantes, la DP fue más común en comparación con los niños mayores de 1 año36. Esto es corroborado por Westrope CA et al70, que establece que la DP se utilizó con más frecuencia en la población neonatal y que las TRR continuas se utilizaron con más frecuencia en el grupo de mayor edad, y añade que la explicación más obvia para este hallazgo es el tamaño y la percepción de que el acceso vascular y el uso de TRR continuas en bebés pequeños es técnicamente difícil, y está asociado con un circuito deficiente y una supervivencia deficiente del paciente. Sin embargo, Vasudevan A et al71 establece que la DP no es una opción ideal en niños críticamente enfermos con disfunción multiorgánica, y además añade que la hipotermia, especialmente en niños desnutridos y bebés pequeños, puede ocurrir si no se usa líquido de DP precalentado. Respecto a las terapias de TRR lentas continuas, los artículos revisados destacan que es una modalidad cada vez más utilizada24, aunque su uso se ha asociado a mayor riesgo de mortalidad28, lo cual puede ser explicado porque su indicación se centra en las LRA que por su gravedad necesita sustitución renal para que el niño pueda sobrevivir. Sin embargo, otro estudio que evalúa las TRR continuas en niños menores o igual a 10 kg sugiere una buena tasa de supervivencia72. En cuanto a los cuidados de enfermería, los artículos revisados establecían que hay que saber reconocer el desequilibrio hidroelectrolítico57,59. Esto es corroborado por Romero García M et al73 el cual, también establece que las actividades enfermeras se centrarán en realizar un balance hídrico estricto y añade que hay que realizar un control diario de peso, reposición de líquidos de forma adecuada, detectar signos y síntomas de sobrecarga hídrica, alteraciones hidroeléctricas, y tratamiento dietético para la conservación del equilibrio iónico. Otras de los cuidados enfermeros de los artículos revisados se centraban en evitar las infecciones mediante la aplicación de medidas asépticas. El artículo de Ramírez López et al74 y Romero García M et al73, están de acuerdo y este último añade que es la complicación más frecuente en la LRA. En cuanto a los cuidados de enfermería, al igual que en los artículos revisados57,59, el estudio de Romero García M et al73 está de acuerdo en que los objetivos de la enfermería en el paciente con LRA se referirán siempre a la instauración de medidas encaminadas a la prevención de las complicaciones y la detección temprana de signos y síntomas indicadores de su aparición. Limitaciones de estudio
Consideraciones prácticas
Por otra parte, se deberían llevar a cabo investigaciones propias de enfermería sobre el manejo de las TRR continuas y sobre los cuidados específicos del niño en esta situación crítica, pues de ello va a depender en muchas ocasiones el éxito de las TRR y la evolución de los niños. A la vista de estos resultados podemos concluir que: Existe una falta de homogeneidad en los criterios de definición, etiología, factores de riesgo y de tratamiento con TRR en los pacientes pediátricos con LRA. La presencia de LRA no difiere significativamente según las variables sociodemográficas, como son el sexo y la edad. No obstante, cabe destacar que existe un predominio poco significativo en la mayoría de los estudios revisados, del sexo masculino sobre el femenino y en los niños de menos edad en comparación con los de mayor edad. La LRA pediátrica se asocia a mayor mortalidad, morbilidad, mayor estancia hospitalaria y mayor duración de la ventilación mecánica, así como mayor probabilidad de presentar ERC en los años posteriores al episodio de LRA. Los profesionales de enfermería tienen un papel muy importante tanto en el tratamiento conservador de la LRA en los pacientes pediátricos como en las TRR. Sin embargo, hay escasez de conocimiento acerca de cómo identificar la LRA y el manejo de los tratamientos con TRR. Además, no hay estudios actualizados sobre los cuidados de enfermería en este tipo de pacientes. BIBLIOGRAFÍA 1. Parikh RV, Tan TC, Salyer AS, Auron A, Kim PS, Ku E, Go AS, et al. Community-Based Epidemiology of Hospitalized Acute Kidney Injury. Pediatrics. 2020;146(3): e20192821. DOI: https://doi.org/10.1542/peds.2019-821. 2. Selewski DT, Goldstein SL. The role of fluid overload in the prediction of outcome in acute kidney injury. Pediatr Nephrol. 2018;33(1):13-24. 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